
Equipo UVL – Vargas
La Guaira. Esta será la segunda navidad que Juan, el hijo menor de Elvira Rojas,
pase en el Centro de Detención Preventiva ubicada en Caraballeda, conocido
popularmente como el retén de Caraballeda, bajo la custodia de la delegación
regional del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas
(Cicpc) en el estado Vargas.
El centro, que funciona en la antigua jefatura de la parroquia turística litoralense,
es una estructura diseñada y construida a finales de los años 80, como sede de la
Jefatura Civil de la parroquia litoralense. Transformada en centro de detención
preventiva, sus celdas pueden recibir, como mucho, a 50 privados de libertad,
pero para los primeros días de diciembre de 2023, superaba los 110 presos.
Oficinas convertidas en calabozos y sin ninguna área que permita una visita
familiar o de abogados. La comida es entregada a los funcionarios a través de una
cesta, que sube hacia una especie de balcón por una polea, para ser revisada y
posteriormente ser revisada.
“Con todo este panorama es imposible que uno se imagine que puede haber una
celebración navideña, o que te permitan una visita. Yo a mi hijo, lo he visto,
cuando lo trasladan a tribunales. Eso no va a cambiar por ser navidad”, lamenta
Elvira desde las escalinatas externas del retén de Caraballeda, donde
regularmente los familiares esperan para entregar mudas de ropa, agua o comida.
Lo que cuenta a madre de este privado de libertad, es un caso común en los
centros de detención preventiva del litoral central venezolano, pues la mayoría de
los CDP estudiados por Una Ventana a la Libertad, no cuentan con una estructura
que permita la garantía de alguna celebración navideña.
Más allá del espacio físico tampoco existen planes del Ministerio de Interior,
Justicia y Paz o del Ministerio para Asuntos Penitenciarios o políticas publicas
coincidentes, que programen algún tipo de celebración en estas fechas.
“Lo cierto es que, desde hace varios años, lo de la celebración navideña queda al
libre albedrío del cuerpo de seguridad que custodia el centro de detención. En los
últimos años han intentado, por el tema de la humanización, celebrar misas, hacer
jornadas, pero en el caso de La Guaira es muy difícil, porque la mayoría de los
centros de detención están saturados y no tienen áreas que les permita organizar
alguna actividad”, señala un abogado penalista, consultado para este reportaje,
que solicitó la reserva de su identidad.
“Dentro del centro penitenciario, la Navidad pasa sin pena ni gloria. Es como un
mes más, un tiempo más de espera. La navidad lo único que hace es retrasar más
el proceso de los tribunales, por el receso que dan”, señala Albanelys Marín,
familiar de otro privado de libertad en el retén de Caraballeda.
Solo dos centros con algún tipo de actividad
Tras un monitoreo realizado por Una Ventana a la Libertad, se pudo confirmar,
que, de siete centros de detención preventiva monitoreados, solo dos tienen
planteado algún tipo de celebración.
Las actividades previstas serán previas a la celebración del día de Víspera de
Navidad e incluirá una breve visita de la familia de los privados de libertad y sus
hijos pequeños, que serán invitados a recibir unos regalos.
“Por instrucciones del gobernador José Alejandro Terán, brindaremos atención
en esta fecha a los privados de libertad del Retén de Macuto y la parte de
detención de Mujeres y Adolescentes, que funciona en el retén de Caraballeda.
Una de las premisas de esta gestión es la de la humanización de estos espacios,
es por eso que mantendremos esta jornada “explicó el Secretario de Seguridad
Integral Ciudadana en el litoral central, Andrés Goncálves. Este año sería la
segunda oportunidad que se organiza esta actividad en los mencionados CDP,
que se encuentran bajo la custodia del gobierno regional litoralense.
El protocolo incluye un plato navideño, la entrega del obsequio y una visita de
unos 20 minutos, contó el funcionario.
En los centros de detención preventiva adscritos a organismos militares, la
celebración decembrina no se contempla, mientras que en los que son tutelados
por el Cicpc, la falta de espacio y seguridad, “impide cualquier tipo de celebración”,
comentó un funcionario de este organismo, que custodia el ala del Retén de
Caraballeda y que solicitó la reserva de su identidad.
En cuanto a la Policía Municipal de Vargas, aún no hay un plan definitivo.
“Ojalá se entienda, que los presos son seres humanos, que tienen familia y que
cometieron un error. No es un tema de celebración, sino de darle un abrazo a mi
hijo y decirle que no está solo. Ojalá que las autoridades entiendan que esto
debería ser parte del proceso, de la redención de estos hombres”, concluye Elvira
Rojas, quien no sabe si podrá ver siquiera a su hijo Juan, a través del balcón
enrejado de Caraballeda.
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