
El testimonio de Jhinayka Sánchez visibiliza la realidad de cientos de mujeres, que son madres y esposas, que a diario deben tener una logística especial para visitar a sus familiares detenidos en calabozos policiales y, por ende, llevarles alimentos.
Pero a las diligencias vinculadas con la alimentación de su hijo se le suman las visitas a tribunales. El hijo de Sánchez tiene un año y ocho meses detenido en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, ubicados en El Valle, y aunque ya fue condenado a cuatro años y cinco meses de prisión por el hurto de un celular, no ha sido trasladado para una cárcel.
Desde mediados de octubre de este 2019, cuando el Fiscal designado por la Asamblea Nacional Constituyente anunció el Plan de Descongestión en los Calabozos Policiales, la mujer ha tenido una nueva esperanza que se centra en lograr un beneficio procesal para su hijo.
«Tengo esperanza en este plan, de hecho, ya tengo casi todos los papeles listos. Pero por la situación país hemos tenido problemas con la impresión de los dos últimos documentos que faltan, que es la carta de buena conducta y reto conductual que no los van a dar en la PNB donde él está detenido y por falta de impresora no hemos tenido la suerte de que nos la den rápido», manifestó la mujer.
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