
Angélica Lugo, UVL / Caracas
Mayo de 2020 cerró con al menos tres detenidos fallecidos en los calabozos de la PNB de Boleíta. Dos de ellos murieron de tuberculosis y uno de un paro respitarorio.
La víctima más reciente de las deplorables condiciones de salud en ese centro de detención preventiva es Henry Cordero Brian Vásquez, de 19 años de edad, quien murió el domingo 30 de mayo en el hospital Domingo Luciani pasadas las 11 de la noche. Sus familiares relataron a Una Ventana a la Libertad que su pariente fue diagnosticado de tuberculosis en el mes de enero. Desde entonces, su hermana Jenise Cordero hizo los trámites para solicitar su traslado a otra celda con mejores condiciones.

«Anteriormente estaba en el calabozo 13, en donde estaba con 69 presos y en donde no tenían ventilación, ni acceso a la luz del día. Después de pedir ayuda a los derechos humanos, lo trasladaron a la celda King Kong, en donde había más espacio y ventilación. Allí estaba con más de 20 presos. Pero tomaron la medida muy tarde. A la semana murió», relató Cordero.
Brian Cordero estaba detenido en esa sede de la PNB de Boleíta, también conocida como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana desde hace un año y cinco meses. Fue apresado por funcionarios de las FAES por supuestamente estar involucrado en venta de drogas. «Los policías lo sembraron», aseguraron sus parientes.
La hermana de Brian asegura que su familiar se contagió por compartir su agua con un interno que tiene tuberculosis: «Mi hermano compartía con sus compañeros lo que su novia le hacía llegar lo que podía, pues para pasarle la comida pagaba en dólares. Él por prestarle la colaboración a sus compañeros se contagió de tuberculosis».
Los familiares de Brian tienen fotografías que documentan cómo se deterioró la salud del joven. Además de perder peso y estar pálido, llegó a perder movilidad en sus piernas.
Este año UVL ha confirmado la muerte de cuatro reclusos en la PNB de Boleíta por tuberculosis y de otro privado de libertad que también murió en mayo por un paro respiratorio. El Comité de familiares de este calabozo asegura que hay más de 100 internos con esta enfermedad, pero solo están censados 30, quienes de manera esporádica, han recibido tratamientos.

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