Angélica Lugo, UVL / Caracas
Durante los cuatro meses de cuarentena en el país para prevenir la propagación del Coronavirus los familiares de la población reclusa que está detenida en los calabozos policiales han tenido que modificar sus rutinas para poder garantizarles la alimentación a sus parientes. Tejer redes de comunicación a través de grupos de whatsapp ha sido una de las medidas más efectivas.
Por medio de estas comunicaciones han logrado conocer las irregularidades que se han registrado en los centros de detención preventiva durante la pandemia y, además, han organizado fondos de reserva para comprar alimentos para prepararlos y hacerlos llegar a los distintos CDP.
En esta alerta, levantada el jueves 16 de julio de 2020, Una Ventana a la Libertad documenta los reportes de tres calabozos ubicados en el Área Metropolitana de Caracas.
56 personas están detenidas en un container en el Eje de Homicidios del Cicpc de El Llanito
El hacinamiento que hay en este centro de detención preventiva es parecido al de la subdelegación del Cicpc de El Llanito. Los policías recurrieron a containers para improvisar calabozos. En el caso del Eje de Homicidios del Cicpc El Llanito el “calabozo A” fue improvisado en un container.
En ese “calabozo A” improvisado en el container hay 56 personas que, además de estar hacinadas, manifiestan incomodidad por la exposición al sol y por el calor que se genera cuando les pega más el sol, según refirieron a UVL las familiares de la población reclusa.
En el mes de abril los internos que están detenidos en ese CDP hicieron una huelga de hambre para exigir que les agilizaran sus casos en los tribunales. Aunque no lograron los resultados que esperaban, un grupo de mujeres se puso de acuerdo para garantizar la alimentación de toda la población, incluyendo a los desasistidos.
“Todos los sábados nosotras preparamos comida para los internos que están en los cuatro calabozos. Hay muchos que tienen a sus familiares en otros estados o en zonas apartadas. Como es difícil que se acerquen hasta El Llanito, le pedimos permiso al director de la policía por medio de una carta para garantizarles sus alimentos”, explicó una de las mujeres.
En la actualidad hay 151 detenidos en el Eje de Homicidios del Cicpc El Llanito que están distribuidos en cuatro calabozos. El primero de ellos, el calabozo A, es el improvisado en un container.
En Polihatillo piden a la ministra Varela un Plan Cayapa
No todas las mujeres que son esposas y madres de los detenidos en Polihatillo tienen la posibilidad de trasladarse hasta ese CDP. En este calabozo hay internos condenados que no han sido trasladados a un centro penitenciario y también hay internos que, pese a tener más de un año detenidos, no han pasado a la fase de juicio. Sus familiares consideran que la ministra Iris Varela debe evaluar sus casos para que opten por un Plan Cayapa u otro beneficio procesal.
“Durante la cuarentena la ministra ha otorgado libertades en varias cárceles, pero no ha tomado en cuenta a los presos que están en los calabozos”, manifestó una de las mujeres.
Durante la cuarentena en los calabozos se han realizado reparaciones y, algunos, han sido pintados. Sin embargo, los parientes de los reclusos aseguran que estos trabajos han causado deficiencias respiratorias a algunos internos, como es el caso del hijo de una de las mujeres que contactó a UVL.
“Para poder llevarle alimentos a mi familiar, tengo que pagar un mototaxi y cuando voy le llevo un poco de comida preparada y un kilo de arroz y un kilo de pasta con un poco de mortadela para que resuelva mientras. Tengo un salvoconducto, pero muchas veces me devuelven porque me dicen que el salvoconducto que tengo no sirve para transitar”, explicó la esposa de otro interno detenido en Polihatillo.
En Polibaruta no permiten ingreso de medicamentos
A parte de los familiares de los detenidos en Polibaruta les preocupa que hay muchos desasistidos, entre ellos, una mujer de unos 62 años que está muy enferma y que han tenido que sacar varias veces al médico por bajas de tensión. “Ella está muy mayor. Tiene dos años allí por el delito de hurto. La mayoría de los muchachos la quiere mucho por que ella les colabora. Pero consideramos que por su edad y por su condición, no debería estar allí”, precisó uno de los familiares.
En ese CDP, según los testimonios de los parientes de los privados de libertad, no permiten el ingreso de medicamentos. “Esto nos preocupa mucho porque no nos dejan pasarles ni antibióticos, ni pastillas para la fiebre o para el dolor de cabeza. Lo único diferente a los alimentos que nos dejan pasar son los artículos de aseo personal, los cuales solo los podemos pasar los miércoles”, advirtieron.
“Lo que pedimos es que empiecen a atender a la población penitenciaria que están en los calabozos. Están dando libertades en las cárceles, pero a estos centros de detención preventiva no ha llegado nadie. Queremos que los tribunales comiencen a trabajar y que a los muchachos los saquen con las medidas preventivas”, dijeron las mujeres a Una Ventana a la Libertad.
En Polibaruta, según los familiares de los detenidos, hay un privado de libertad con tuberculosis, pero lo tienen aparte desde hace un mes aproximadamente.
A la esposa de un detenido por homicidio le preocupa que el caso de su esposo, que asegura es inocente, no ha pasado a la fase de juicio: “A él lo culpan por un asesinato en el que ni siquiera estuvo presente. A él no lo describen en el expediente y no sé a quién pedirle ayuda. Los presos de Polibaruta hicieron una huelga de hambre, pero nadie nos presta atención. Ni siquiera les hacen una mesa técnica”.
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