Angélica Lugo, UVL / Caracas
Las madres y esposas de la población reclusa que está detenida en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, ubicados en Boleíta, advirtieron a Una Ventana a la Libertad que, pese a que durante la pandemia las autoridades a cargo de este calabozo policial han gestionado con el Ministerio de Servicio Penitenciario y con el Ministerio de Salud jornadas y evaluaciones médicas, menos del 5 % de la población reclusa ha sido atendida para descartar o tratar la tuberculosis.
El comité de familiares de los reclusos de este centro de detención preventiva explicó que de los más de 1.200 privados de libertad solo 30 han sido evaluados. La muestra, aseguran, es mínima considerando que en esa comisaría, en la que hay hacinamiento y problemas de insalubridad hay un brote de tuberculosis.
«No queremos que nuestros familiares mueran como unos animales allí adentro. Mi esposo tiene más de un mes con fiebre y problemas respiratorios (…) No todos los días tengo chance de irle a llevar alimentos y tengo miedo que muera al igual que varios de sus compañeros», dijo una de las mujeres a UVL.
Los familiares de los detenidos en este CDP, también conocido como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana, insistieron en la solicitud que han hecho a las autoridades durante toda la cuarentena: pidieron la realización de mesas técnicas para evaluar los casos, que se otorguen medidas humanitarias a los reclusos con problemas de salud y que se reactiven los tribunales.
Este 2020 Una Ventana a la Libertad ha confirmado la muerte de cuatro reclusos que tenían tuberculosis. El caso más reciente es el de Henry Cordero Brian Vásquez de 19 años de edad, quien además tenía desnutrición severa y falta de movilidad en las piernas. Sus familiares le dijeron a UVL que el interno fue trasladado tardíamente al hospital Domingo Luciani, en donde falleció.
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