Equipo UVL Caracas
En la División Contra Robos del Cicpc, ubicada en el piso 5 de la sede principal de la policía científica, en la Avenida Urdaneta, la población reclusa con problemas de salud, y sus familiares, claman por jornadas y evaluaciones médicas.
La esposa de un hombre de 45 años de edad que es diabético, cuyo cuadro de salud le ha hecho seguimiento Una Ventana a la Libertad, aseguró que su pareja se ha complicado: “Mi esposo ahora muestra pérdida de la realidad”. Luego de insistir en varias ocasiones, la mujer logró que su esposo fuese evaluado por personal de la medicatura forense de la Fiscalía.
La mujer, quien no se detiene en gestiones para lograr una medida humanitaria para su esposo, manifiesta lo complejo de una lucha que señala de solitaria y costosa. “Los familiares cubrimos los costos de los medicamentos, los cubrimos con mucho sacrificio (…) El tema de los penales y las comisarías es muy triste. Falta de atención de los tribunales, hacinamiento, falta de atención social, médica, en fin.”
Se pudo conocer que el lunes 2 de octubre un interno de este CDP fue trasladado de emergencia a un centro asistencial por obstrucción para orinar. Al interno se le colocó una sonda y fue devuelto al calabozo policial, reportaron fuentes extraoficiales a UVL.
Familiares indican que el hacinamiento se ha agudizado en este centro de detención preventiva. “Todos los días traen a más detenidos, esto no para”, refirió una de las mujeres.
Las esposas y madres de esta población reclusa aseguran que las condiciones inhumanas de reclusión siguen repercutiendo en la salud de los internos y que desde el Estado no se hace lo que corresponde para lograr el tan urgente descongestionamiento de los calabozos.
De acuerdo con registros de UVL, en la División Contra Robos hay 88 reclusos en un espacio que tiene capacidad para albergar a personas 30 personas por 48 horas.
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