Angélica Lugo, UVL / Caracas
En los calabozos de la Policía del Municipio El Hatillo (Polihatillo) también fueron reactivadas las visitas después de siete meses de suspensión como medida sanitaria para evitar la propagación del COVID-19. Sin embargo, los familiares de la población reclusa aseguraron sentirse incómodos con los funcionarios.
El miércoles 7 de octubre en horas de la noche familiares de la población reclusa de Polihatillo recibieron una llamada telefónica en la voz del mismo interno desde el teléfono de la oficina de este centro de reclusión en donde avisaron que el día jueves en horas de la mañana se permitiría la visita.
Las visitas fueron organizadas en dos bloques de horas. El primer grupo pudo ingresar a las 9:10 a.m. y el segundo a las 9:25 a.m.
Familiares contaron a UVL que al ingresar había un grupo promedio de 10 funcionarios en la entrada y otro grupo similar en la parte de atrás. Uno de los funcionarios de apellido Carrasquel fue el responsable de preguntar a qué familiar visitaba e indicar que solo podían ingresar dos personas por detenido.
Esposas y madres de la población reclusa relataron que el tan anhelado encuentro se convirtió en un momento hostil lleno de ofensas por parte del funcionario, quien supuestamente, no cesaba en repetir que él es el que manda allí, que si los familiares no acataban sus instrucciones suspendería la visita.
Algunos familiares fueron sacados de la fila que hacían para ingresar a la sede y se les negó el acceso. “Para mí este día, que debió ser de alegría por poder ver a mi familiar, hablar y abrazarlo después de tanto tiempo sin vernos, fue un momento triste y de terror. En verdad Dios me permitió ver cómo son tratados esos hombres y mujeres día a día por estos funcionarios arrogantes y mal educados. Ahora me pregunto si realmente le llegan a las manos de mi familiar todos los alimentos que con tanto esfuerzo le llevo. Es muy triste ver que después de tanto tiempo sin ver a un familiar, te dañen el momento con maltratos. Si así tratan a uno el familiar que está fuera de esa jaula, no quisiera imaginar cómo es el trato que les dan a los privados” manifestó la madre de uno de los reclusos.
La visita duró aproximadamente 20 minutos. La mujer dijo notó a su familiar muy triste y callado, lo que le aumentó la preocupación que a diario le perturba. “Me voy a mi casa con mucho dolor en mi corazón y tristeza”, dijo.
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