Bolívar: «El sistema judicial y penitenciario ve al preso como una mercancía al que maltrata, humillada y veja»

La comisión empezó de forma oficial a trabajar en el estado Bolívar el 30 de julio. Y hasta el 12 de agosto fueron liberados 905 detenidos, la mayoría de los beneficiados fueron personas detenidas en el Centro de Coordinación Policial (CCP) Guaiparo en San Félix, específicamente 508 privados de libertad.

Pableysa Ostos / UVL

Ciudad Bolívar. Antonio-nombre ficticio-tiene 34 años es licenciado, con especialización y maestría, es el mayor de 4 hermanos, está casado desde hace 7 años y tiene una hija 5 años, “somos una familia que nos gusta estudiar y trabajar fuerte. Respetuoso de las leyes y temerosos a Dios”.

Su vida como la conocía cambio de la noche a la mañana. Fue llevado por funcionarios en calidad de testigo en un procedimiento de aprensión de otra persona, tanto él como su familia, imaginaron que eso le llevaría solo un par de horas. Pero termino siendo acusado por los delitos de tráfico de material estratégico, asociación para delinquir y legitimación de capitales.

Fue privado de libertad, y estuvo detenido durante 11 meses y 12 días, en el Centro de Coordinación Policial (CCP) Guaiparo, perteneciente a la Policía del Estado Bolívar (PEB), al sur del país.

Sobre su experiencia dentro de los calabozos policiales destaca que al principio fue muy duro por las condiciones de espacio, señaló que generalmente eran bastante limitadas, “al igual que los servicios básicos-alimentos, medicamentos, agua, luz-, son espacios donde habitan personas de todo tipo de pensamiento y cultura con condiciones familiares y de vida bastante difícil”.

“Muchas personas no tienen que comer, ni como solventar lo más básico. Hay días donde tienes que comer y otros que no. Pero Dios siempre tiene misericordia y en el momento que lo necesitas interviene”, sumó Antonio.

Para él y su familia, la luz al final del túnel, fue la creación de Comisión Especial para la Revolución Judicial. En el caso del estado Bolívar las mesas de trabajo empezaron el 30 de julio, y se realizaron en el Centro de Detención Preventiva (CDP) en el que estaba Antonio.

Una luz al final del túnel

Hasta el 12 de agosto fueron liberados 905 detenidos, uno de ellos fue Antonio, “estuve privado de libertad desde la presentación hasta la preliminar, es decir, 11 meses y 12 días. Quiero enfatizar que se logró la revisión del caso y la atención del mismo gracias al trabajo de la Comisión Presidencial. Por ello hago un llamado a las autoridades para que le den continuidad a ese hermoso y justo trabajo”.

“La creación de la comisión significo la oportunidad de que una instancia superior en este caso el poder legislativo conociera lo que está pasando en el poder judicial donde hay múltiples personas inocentes privadas de libertad como es mi caso y el de muchos más. Esto permitió que se creara un espacio en el cual se pudiera revisar y comprobar como es mi caso que se me acusa injustamente y que todo el proceso desde el inicio no tiene veracidad”, destacó Antonio.

De regreso a la libertad

Mientras Antonio estuvo detenido contó con la ayuda de familiares y algunos amigos, siempre mantuvo la certeza de que iba a retornar a su casa con su familia “porque soy inocente de lo que me acusan y mi causa la maneja Dios. Al estar privado de libertad la vida te cambia por completo. Aprendes a valorar cada cosa que está a tu alrededor desde un pedazo de plástico que usas para meter en las hendiduras el techo para guindar tu toalla hasta la brisa fresca que sopla y refresca tu alma, dicho esto te puedo decir que la libertad es el regalo más hermoso que tenemos y no lo valoramos como se lo merece”.

Describe su regreso a la libertad como algo increíble, suma que tiene un sabor y sentir distinto y que aprendió a valorar y disfrutar cada momento, “tengo muchas ideas por desarrollar y unas ganas increíble de trabajar”.

“Siempre le decía a los compañeros que aprovecharan el tiempo para leer, ejercitarse. Y si no eran inocentes que se arrepintieran de corazón y sobre todo se  acercaran a Dios. Con el todo y sin él nada. Aprovecho esta ventana para agradecer nuevamente a Dios, familia, amigos y a cada uno de esos Ángeles q puso en mi camino”, agregó el joven.

Sostiene que hay que luchar contra el sistema corrupto, “incluso me entere que quieren revocar las medidas y las decisiones que tomo la comisión, eso me incluye a mí. Hay mucha gente inocente presa. Hay casos donde se llevan a la gente en calidad de testigo como me paso a mí por estar en el sitio y lugar no indicado. Luego de que te agarra ese sistema, no te sueltan a menos que pagues. Y si no tienes plata puedes pasar años allí. Así como yo y muchos más allí que gracias a Dios la comisión actuó e hizo justicia, pero de momento, por eso debemos trabajar para que se haga un trabajo estructural”.

Tras experiencias como estas al menos en el estado Bolívar, no se ofrecen asesorías psicológicas de forma gratuita y tampoco un plan para reinsértalos de forma laboral o educativa en la sociedad. Tampoco existe un sistema de apoyo para que no reincidan en actos delictivos.

Desde adentro

Uno de los abogados que fue parte de las mesas de trabajo realizadas por la Comisión Especial para la Revolución Judicial en el estado Bolívar, le destacó al equipo de Una Ventana a la Libertad que “en el sistema judicial y penitenciario tal como venía siendo concebido: el preso era una mercancía, pero aparte de eso una mercancía maltrata, humillada, vejada y luego su cabeza tenía un precio, en un sistema corrupto e inhumano que sin duda algún hay que destruir”.

“Es necesario dejar atrás todas esas prácticas que han conducido al sistema judicial de Venezuela este siendo cuestionado por los organismos internacionales y sobre todo por los usuarios que han sido víctimas de tanta maldad, crueldad y las mafias que se han encriptado, las cuales no responden a los intereses del chavismo, ni a los intereses de la oposición, responde a intereses perversos, grupos de personas que se han valido del poder del Estado para estafar y comer actos arbitrarios”, destacó José Gregorio Beria.

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