Mérida.- Este viernes 9 de febrero en horas del mediodía familiares de privados de libertad que se encuentran en los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) de la ciudad de Mérida, ubicado en el estado Mérida en los Andes de Venezuela, protestaron para conocer del estado de salud de los reclusos, luego de saber del fallecimiento de un privado de libertad de 63 años de edad, del que se presume murió por causas naturales.
Yajaira Parra, aseguró que los privados de libertad son golpeados por los funcionarios del Cicpc, “hemos presentado denuncias con nombre y apellido de cada funcionario que los ha golpeado a ellos ante la Fiscalía 13 y no vemos resultados de nada, hay 14 denuncias aproximadamente y no vemos resultados de nada”, resaltó.
Asimismo, Parra dijo que los familiares protestaron porque además a los privados de libertad les botan sus uniformes y deben comprarlos nuevamente a pesar de la difícil situación económica por la que atraviesan.
Otro motivo que desató la protesta de los familiares fue la desnutrición de la que dicen están padeciendo los reclusos y aseguraron que la comida que llevan no llega a sus familiares, rechazaron que no les permiten dar jugos ni otro tipo de alimentos.
Por otra parte, los familiares dijeron que los reos “parecen que estuvieran secuestrados, no sabemos nada de ellos, no hay visitas, no nos dejan enviarles cartas, no sabemos nada de ellos”, dijo desesperada Yajaira Parra.
Betania Avendaño manifestó que a pesar de que los familiares le llevan todas sus comidas a los privados de libertad de los calabozos del Cicpc, “siempre hay muertes por desnutrición”, situación que le preocupa.
Avendaño insistió en que funcionarios del Cicpc golpean a los reclusos y ante el hacinamiento de 170 personas en los calabozos de este organismo, pidió al Ministerio de Asuntos Penitenciarios agilizar el traslado de los privados de libertad al Centro Penitenciario de la Región los Andes (Cepra), ubicado en San Juan de Lagunillas, municipio Sucre del estado Mérida.
Nora Sánchez, equipo UVL
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