Equipo UVL Zulia
El Centro de Arresto y Detenciones Preventivas de Cabimas, en la Costa Oriental del Lago del estado Zulia, sigue siendo un foco de decesos por tuberculosis. Jean Franco Bohórquez Casseres, de 23 años, murió horas antes de que el gobierno regional iniciara una jornada de desinfección con hipoclorito en el retén para prevenir el COVID-19.
El cadáver lo retiraron, a las 8.30 de la mañana del 2 de abril de 2020, los detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y lo trasladaron a la morgue del Hospital Dr. Adolfo D’Empire. “Se tuvo conocimiento que el hoy inerte padecía de una enfermedad de tuberculosis”, detallaron los funcionarios en su informe, sin precisar desde hacía cuando.
Bohórquez ingresó al penal el 16 de septiembre de 2016 por el delito de robo agravado. Aún esperaba su pase a juicio. No recibió medida humanitaria, pese a que presentaba síntomas de la enfermedad respiratoria desde 2019.
Los privados de libertad se mostraron temerosos por la situación. En la parte posterior del penal construyeron el área de aislamiento, la ocupan siete reclusos con tuberculosis. “Eso no es lo peor. En el pabellón B existen unos 30 enfermos, todos con los mismos síntomas. Ninguno tiene tratamiento. Todos aquí estamos en riesgo”, denunció un interno.
A comienzos de febrero de 2020, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se pronunció a favor de los privados de libertad, sus familiares y sus custodios. Pese a las exigencias del órgano internacional, la Secretaría de Seguridad y Orden Público, el Gobierno regional y el Ministerio de Asuntos Penitenciarios han ignorado la situación de decesos por tuberculosis en el penal.
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