Equipo UVL Táchira
San Cristóbal.- “Cuando a mi hermano lo trasladaron de otra cárcel para acá, venía con otro recluso que, al igual que mi hermano, tenía tuberculosis pero sus condiciones de salud estaban tan deterioradas que murió en Barquisimeto y mi hermano llegó solo al CPO”. El testimonio es de una mujer que pidió omitir su nombre pero que resalta la presencia de esta enfermedad en las cárceles de Venezuela.
El Centro Penitenciario de Occidente (CPO) se encuentra ubicado en Santa Ana del Táchira. Se divide en dos. El CPO 1 y CPO 2 pero para ambos solo hay un médico que acude todos los martes. Sin embargo, la presencia del galeno y la detección de la enfermedad, no garantizan tratamiento porque en ese recinto carcelario no hay medicinas y en casos de enfermedades severas, son remitidos a los hospitales públicos donde también prevalece la escasez de medicamentos y al hallarlos, resultan muy costosos.
Una madre desesperada clama porque a su hijo no lo devuelvan al CPO porque actualmente está hospitalizado en el Hospital Central de San Cristóbal y aún no hallan el mal que lo aqueja. Desde hace más de un mes está recluido pero los médicos le indicaron a sus familiares que dado un importante número de pacientes con pie diabético, el recluso puede contagiarse porque tiene las defensas bajas.
Este es el caso de Geyner Enrique Polanco Amaya quien estuvo privado de libertad desde hace más de cinco años en CPO y fue traslado en el mes de abril a la cárcel de El Dorado – lugar donde adquirió la enfermedad- y allí estuvo por cinco meses. En septiembre pasado, el recluso fue traído de vuelta al penal de Santa Ana del Táchira.
Polanco Amaya contrajo tuberculosis en el año 2016 y también presentó paludismo, dengue, pérdida visual de uno de sus ojos y una hernia discal. Aunque le curaron las dos primeras enfermedades, su salud siguió comprometida y desde entonces, ha estado desde enero con problemas respiratorios e infecciosos.
En todo este tiempo en el Hospital le han hecho diferente examen para determinar su mal, según informó su mamá Ninfa Amaya. “Le han hecho de todo, hasta le sacaron liquido de la columna porque creían que tenía tuberculosis cerebral y nada. También le hicieron examen de VIH y todos aojaron negativo”.
La desesperación de Ninfa obedece a que si trasladan a su hijo en esas circunstancias, no tendrá la asistencia médica que está recibiendo en el Hospital y teme lo peor. “En el CPO no hay condiciones para atender a un paciente de este tipo. No hay comida porque aceptan que uno les lleve solo el almuerzo y de resto, lo que haya en el penal y muchas veces no comen porque no hay nada”, explicó.
Otro aspecto a considerar es que Santa Ana del Táchira queda en otro municipio y el factor transporte incide en la movilización para llevar no solo alimento sino también medicinas.
“Mi hijo está desnutrido porque en la cárcel no hay comida. Está recibiendo tratamiento para la tuberculosis y no puede ser llevado nuevamente al CPO estando tan enfermo. Él es un ser humano y tiene derechos y tiene el derecho a ser atendido y por eso no pueden llevarlo a donde no le pondrán ni un suero. En el CPO hay otros penados con cáncer, sida y otras enfermedades y no hay tratamiento para ellos”, dice la madre de Polanco Amaya.
El Antituberculoso de San Cristóbal
Desde hace más de 50 años, en el Táchira funciona el sanatorio antituberculoso para atender a pacientes con tuberculosis y aunque fue llevado también a ese Centro de Diagnóstico Integral (CDI), el centro hospitalario sigue siendo uno de los espacios para atender esta patología.
Los doctores Felipe Martín Piñate y José M. Avilán Rovira describieron: “La tuberculosis sigue siendo desde la más remota antigüedad hasta el presente la enfermedad infecciosa más feroz que ha sufrido la humanidad. Causal del mayor número de muertes. (…) Se estima que data de más de cinco millones de años, como enfermedad y el Mycobacterium (Mycobacterium ulcerans) más de cien millones de años. En efecto, la historia de la tuberculosis es una historia de millones de años que ha afectado todas las áreas del planeta, como ha sido demostrado por estudios arqueológicos en esqueletos y momias portadoras de lesiones tuberculosas, en diferentes latitudes”. (Gac Méd Caracas. v.115 n.4 Caracas dic. 2007. “Estado actual de la lucha antituberculosa en Venezuela”)
Este padecimiento se transmite en condiciones de hacinamiento y es una enfermedad oportunista en la deficiencia del estado inmunológico de pacientes con enfermedades oncológicas, de transmisión sexual como VIH, pacientes diabéticos descompensados, entre otras, son los que están más vulnerables a esta enfermedad, según explicó Luis Ramírez el presidente de Corposalud en el estado Táchira.
Sobre la tuberculosis y los reclusos, Ramírez explicó que específicamente del Centro Penitenciario de Occidente (CPO), recientemente hubo una movilización de unos privados de libertad de otros entes penitenciarios del país hacia ese centro y se argumentó que 10 de estos pacientes trasladados venían positivos con la enfermedad. Sin embargo, el equipo técnico especializado de la Corporación de Salud -encargado del programa de vías respiratorias y tuberculosis- valoraron los pacientes y les hicieron las pruebas respectivas y ninguno resultó positivo, aclaró.
“Hasta los momentos, en cuanto a cifras, podemos decir que solo tres pacientes privados de libertad en lo que va de año presentan la enfermedad de tuberculosis respiratoria. Uno solo es del CPO; uno estuvo recluido en el CICPC, otro en el área de reclusión de El Valle. Ninguno presenta complicaciones; se encuentran recibiendo tratamiento y es de destacar que se cuenta con el tratamiento suficiente para culminar el año. Justamente esta semana el programa recibe dotación para el último trimestre del año, contamos con suficiente tratamiento que consta de cuatro medicamentos y se aplica en dos fases”, dijo el director de Corposalud en el Táchira.
Caso Amaya Polanco
Sobre este caso que fue denunciado en Una Ventana a la Libertad (FAVOR INCLUIR LINK, SI ES POSIBLE), el doctor Luis Ramírez aclaró sobre el “peloteo” que expuso su familia.
“Es una denuncia que realizaron los familiares de un paciente recluido que estuvo en el Antituberculoso. Cuando acude al Antitubercoloso, para ese momento una de las neumólogos estaba de vacaciones y la otra estaba de reposo, por lo que el hospital no pudo asumir el caso y tuvo que ser referido al Hospital Central de San Cristóbal. Cuando llegó allí, no tenían la información de que había la ausencia de los neumónicos y en emergencia lo valoraron y consideraron que el paciente podía ser tratado al Antitubercoloso y lo contra refieren a este centro médico ya que es el especializado en el tema. Una vez que llegó la información a la Dirección Regional de Salud y se confirmó que hay ausencia de especialistas, nuevamente se refiere al Hospital Central, porque tenía dificultad clínica respiratoria significativa”, explicó.
Aseguró el galeno que el paciente sigue recibiendo tratamiento y que ha evolucionado de manera satisfactoria. Subrayó que el Hospital Central de San Cristóbal cuenta con dos neumólogos para adultos y dos neumólogos pediátricos.
“Es importante destacar que al momento tenemos registrados 163 pacientes con tuberculosis en el estado, todos se encuentran recibiendo tratamiento y valoración médica continua. Nos mantenemos dentro del margen de las cifras estadísticas esperadas dentro del margen del año anterior (…) Es también menester resaltar que se cuenta con el tratamiento en todos los hospitales cabeza de distrito, es decir, que la Dirección Regional de Salud, el Programa de Tuberculosis y de Infecciones Respiratorias, tiene el equipo desplazado y cuenta con los insumos para detectar la enfermedad y para hacer su tratamientos. Con lo que no se cuenta es con los reactivos para el cultivo, esto es para algunos pacientes particulares que no se logran diagnosticar, entonces se traslada ese cultivo para Caracas para estar a la espera del diagnóstico”, puntualizó.
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