A Israel se le apagan las esperanzas detrás de los barrotes del CICPC

Auristela Garrido tiene once  meses sin ver a su hijo de 26 años de edad, quien está detenido por el supuesto hurto de una batería.

Giovanna Pellicani/ UVL  Anzoátegui

Once meses sin ver a su hijo tiene el ama de casa Aurislela Garrido, quien vio por última vez al tercero de sus cuatro hijos el 17 de marzo de 2020. Desde entonces solo ha sabido de él a través de  los mensajes de texto que le hacen llegar de manera anónima.

Israel Gómez Garrido, se encuentra detenido desde el pasado 10 de julio de 2018 en uno de los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), del municipio Sotillo, por el supuesto hurto de una batería. “Ese día estábamos a punto de dormir, cuando llegaron unos efectivos del Cicpc y tocaron la puerta de la casa, cuando mi nieto les abrió, entraron y se llevaron a Israel sin decir por qué. No entendíamos qué estaba pasando hasta que nos dijeron que se había hurtado una betería”, cuenta el ama de casa.

Ella recuerda “como si fuera ayer” aquel día, y desde entonces ha perdido 25 kilogramos debido a la depresión en la que asegura se ha visto sumida tras la desaparición forzosa de quien se había convertido en el sostén de su hogar. “Soy viuda, mis otros tres hijos tiene sus hogares y yo vivía con Israel y su hijo, un niño hermoso de trece años de edad que se convirtió en mi gran colaborador desde que se llevaron a su papá. Algo que no entendíamos aquel día”, dijo Auristela.

El joven de 26 años de edad tiene casi dos años en los calabozos del Cicpc en Puerto La Cruz y aún no ha asistido a su audiencia preliminar, la cual se ha suspendido por la ausencia del juez, del fiscal y de la víctima por traslado y boleta. “Isrrael pensó que se trataba de una confusión, pero a estas alturas ya ha perdido la esperanza. Su mirada está perdida, le da igual si come o no y parece un sonámbulo de tantas horas de sueño que ha perdido por falta de espacio para poder descansar”, contó el ama de casa.

Las visitas fueron suspendidas desde que fue anunciada la pandemia en Venezuela, desde entonces y hasta la fecha su madre no ha podido verificar si se encuentra bien de salud, pero ha recibido varios mensajes en los que le aseguran que Isrrael dice que se quiere morir.

“Me dicen que mi hijo tiene la mirada perdida, que perdió la esperanza de salir y que ha pasado hasta una semana parado por no tener un espacio donde reposar su cuerpo para descansar. Muchas veces pasa más de doce horas continuas con un cartón echándole aire a quienes dicen ser los líderes de ese calabozo. Por favor ayúdenme a salvar a mi muchacho”, grita entre lágrimas Auristela.

Ella presume que van a castigar a su hijo por ofrecer declaraciones sobre las condiciones en las que se encuentra Israel, pero asegura que no tiene otra salida porque considera que la causa de su hijo reposa en el olvido, y mientras esto ocurre el ama de casa se desvela en la búsqueda de la libertad. Las veces que ella ha podido  verlo y entregarle los alimentos personalmente asegura que él no se los come al momento, pues debe compartirlo con alguien más, pero su madre desconoce cuáles son las reglas dentro del calabozo en el que su muchacho ha perdido 35 kilogramos de peso.

“Yo invito a cualquier autoridad a que venga, le muestro las fotos de Israel los primeros días detenido y las de ahora, el espacio en el que está junto con 30 hombres más y la condición del salud en la que ahora se encuentra. No se las puedo entregar a ustedes porque no se las voy a poner fácil a los funcionarios para que vayan y lo sigan golpeando”, dice Auristela.

El ama de casa tiene 56 años de edad, pero su rostro se ha envejecido con la angustia que vive a diario por el mal trato que asegura recibe su hijo en los calabozos del Cicpc. Aún recuerda la marca en la espalda que le dejaron por no haber podido retirarse de la reja principal cuando no había más espacio para pasar al interior de la celda.

“Me levanto de golpe y escucho sus gritos. Me dice mamá sácame de aquí. Me da mucho miedo de llegar un día y no saber más de mi hijo. Nada de lo que les hacen allá adentro se sabe aquí afuera y aquí afuera existen cámaras donde nos vigilan porque si nos resbalamos terminan castigando a nuestros familiares”, dice.

La madre de Isrrael Garrido cuenta que en casi dos años de averiguaciones ha podido saber que su hijo está detenido por el hurto de la batería de un vehículo perteneciente a un reconocido comerciante en Puerto La Cruz, quien al momento de hacer la denuncia señaló la primera casa que recordó del sector Chuparín en Puerto la Cruz y “desgració la vida de Israel y de su hijo Samuel”.

Auristela pide justicia, la agilización de la causa de su hijo, el esclarecimiento del hecho y la pronta libertad para el joven de 26 años de edad, a quien asegura pretenden silenciar “para ocultar el gran error que cometieron al arrestarlo”.

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